Después de leer No me iré sin decirte a donde voy, de Laurent Gounelle


Esta novela nos habla de Alan y sus inseguridades, las mismas que pasamos todos cuando te abandona un gran amor, cuando eres infeliz en el trabajo y en el edificio donde vives, cuando ni siquiera puedes ejercer la profesión que te procuraste, cuando has caminado el happy path que la escuela y tus padres decidieron que era lo mas seguro y resultó ser una jaula, cuando te quedas solo;

El primer capítulo me aburrió por la simplicidad de exponer un personaje cliché y sus circunstancias. Pero había que ver el desarrollo que podía tener una premisa tan usada y acabó por envolverme en las aventuras de Alan.

Alan se encontrará con un personaje que desea ayudarlo a superar su depresión y para esto le exigirá un compromiso personal de ejecutar misiones que le permitan ejercitar sus propios valores. Las misiones se vuelven cada vez mas difíciles al punto que Alan se opondrá a su benefactor.

Cada misión nos deja algo que practicar en nuestra propia cotidianidad; el libro es todo un año de sesión de psicología conductual.  Hay cosas que necesitamos constantemente recordar para no detener nuestra evolución personal, y aquí se nos habla sobre esto.


"...Afrontar el objeto de tus miedos hasta que éstos se desvanezcan ..."