Publicado en 1938, es el primer libro de la llamada "Trilogía Cósmica" de C.S. Lewis, la trama va de un trío de investigadores que llegan a un planeta habitado por tres razas, uno de estos investigadores es Ramson quien en realidad fue secuestrado para realizar el viaje y que al llegar al planeta debe escapar para evitar ser entregado como ofrenda de sacrificio a los nativos del planeta.
Al leerse en estos modernos tiempos, parece un poco fuera de lugar este viaje espacial así como el encuentro de las razas, sin embargo, que fascinante debió ser en 1938! El hombre haría su primer viaje a la luna hasta 1969, de manera que nos regaló 30 años para soñar como sería viajar en el espacio y pisar un nuevo suelo.
Es breve, y sinceramente el título sin duda es el mejor título para un libro de ciencia ficción, antes de leerlo ya mi imaginación volaba: que había mas allá de un planeta en silencio y porqué estaba en silencio? Sin embargo hasta el 70% de la narración estaba yo bastante aburrida e incrédula, porque no es sencillo describir cosas inexistentes y uno lee la narración e intentar modelar mentalmente a los personajes sin saber si la imagen mental resultante es lo que el autor quería expresar :S
En este planeta llamado Malacandra las tres razas inteligentes Sorns, Jrossa y Pfifltriggi conviven en paz junto a unos seres hechos de luz llamados Eldil, el mas grande y sabio de ellos es Oyarsa quien es gobernante y custodio de Malacandra.
Ramson fue llevado ante este Oyarsa para dar cuentas de su existencia y porqué habían llegado a su planeta, mientras Ramson intenta explicar la situación de su secuestro, también se presentan los otros dos humanos fugitivos: Weston y Devine, Devine había regreso a Malacandra en busca de oro y Weston tenía también sus personales ambiciones: conquistar el planeta para su propia especie.
Aquí realmente es Weston quien nos representa como humanidad: "La vida es mas importante que cualquier sistema moral; sus derechos son absolutos...la vida ha derrumbado todos los obstáculos y eliminado todos los fracasos y hoy, en su forma mas elevada, el hombre civilizado, y en mi como su representante, empuja para dar ese salto interplanetario que quizás la situe para siempre fuera del alcance la muerte..."
Y precisamente hoy, que Dinamarca anuncia la aniquilación de millones de bisones para evitar una mutación del Covid, como si sus vidas fueran insignificantes, me replanteo la postura de Oyarsa: Un mundo (una raza) no es creado para existir eternamente.
